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to winter 2002
Sleepy
Hollow:
algunas
consideraciones sobre el fin de siglo, el orden, el desorden
y la máquina de mirar(1).
por Grisel Pires dos Barros y Ximena
Espeche
Universidad de Buenos Aires
En
1999 se estrena el penúltimo largometraje de Tim Burton, basado
en el relato homónimo de Washington Irving: se trata de Sleepy
Hollow, traducido como La leyenda del jinete sin cabeza.
La película de Tim Burton lee de una forma particular un cuento
de uno de los autores más tradicionales de la literatura
norteamericana, y en esa operación selecciona un formato narrativo
que focaliza el problema de la dilucidación de un enigma, y
elige un tipo de imagen que remite directamente al gótico.
En esa encrucijada genérica, Tim Burton filma un policial que
transcurre el último año del siglo XVIII, y que parodia
en los tonos, diálogos y enfoques de cámara, las películas
de horror de la productora inglesa Hammer. Todo ello, nos parece,
para conjurar lo que en el momento de estreno de la película
es sintomático: el pasaje del siglo XX al siglo XXI y las preguntas
sobre la legitimidad de todo "orden" para hacer posible
ese pasaje.
Sleepy
Hollow expone la multiplicidad acallada de oposiciones binarias
(fe - razón; sueño – vigilia; etc.) que aparecen tensionadas
en los cruces particulares y poco "naturales" de las leyes
de progenitura, propiedad y patriarcado. Nos interesa, entonces, dar
cuenta de las preguntas que la narración dispone y no dispone
sobre el umbral de una (varias) época(s) y sobre sus
"lastres": eso que parece desechado, y aparece monstruoso.
Eso monstruoso que se aparece. Eso que no puede ser disipado, que
se amilana, que se asimila, que se elimina. Pero no. Sigue allí.
En
1999 se estrena la película Sleepy Hollow, traducida como
La leyenda del jinete sin cabeza, penúltimo largometraje
del director norteamericano Tim Burton.
La
obra entera de Tim Burton es una galería de monstruos, pero entre
todos ellos es el jinete sin cabeza quien pone en primer plano una escisión
fundamental: la escisión literal entre cabeza y
cuerpo, o metafórica entre razón,
por un lado, y sangre, violencia y pasión, por
otro; escisión que está en el centro de la trama de Sleepy
Hollow, que reverbera y es puesta en tensión en cada detalle
de la película, y cuyo sentido se reduplica en una encrucijada
temporal: 1799, año en que transcurre la historia que cuenta
Burton; 1999, año de su estreno. Bisagras entre siglos, en un
relato en el que la figura del portal y del pasaje asume una importancia
central.
Pero
vayamos por partes.
Antes
de ser película, Sleepy Hollow fue literatura. Y no cualquier
literatura, sino la de Washington Irving, norteamericano, escritor,
nacido en 1783, sobre el final de la guerra de independencia, y considerado
el primer escritor norteamericano que pudo vivir de su escritura. En
1819, disfrazado bajo el seudónimo de Geofrey Crayon, Irving
publicó el "libro de bocetos" que se conoce como The
Sketch Book of Geofrey Crayon, y es ahí donde aparecen sus
dos historias más conocidas: "Rip Van Winkle" y "La
leyenda de Sleepy Hollow"(2).
Como podría anticiparse a partir del título del libro,
"La leyenda…" se presenta de entrada como un relato de costumbres,
un boceto donde se caracteriza con pocas líneas y una bien afilada
ironía el paraje en el que se asienta el poblado de Sleepy Hollow,
habitado por la somnolencia y las habladurías supersticiosas
de holandeses. Si bien poderosa, la ficción se muestra tarde
en este texto, con el relato del encuentro de Ichabod Crane y el jinete
sin cabeza, y apenas aparece, se consume, como el espectro del jinete,
para dar paso al final del relato y a su remate con un posfacio atribuido
a Ditrich Knickerbocker, otro de los disfraces literarios de Irving.
De
Irving, Burton toma los personajes de Ichabod Crane, el jinete sin cabeza,
Kathrina Van Tassel y Brom Bones; toma la locación, y algunas
de sus características; toma el origen holandés de la
población de Sleepy Hollow y su creencia en espectros y brujerías;
toma el carácter "adormecido" del lugar, su retiro
quieto, distante de New York; y retoma, aunque de otro modo, la elección
de mantener abiertas en el final del relato las dos líneas de
lectura que ha venido planteando a lo largo de él: en el final,
Irving no decide sobre la existencia del jinete ni sobre la sobrenaturaleza
o no de la desaparición de Ichabod Crane. Y sobre todo lo que
toma, Burton opera.
En
principio, opera sobre Ichabod Crane, el protagonista de la historia.
En el texto de Irving, Crane es el maestro del pueblo, es un "estirado"
algo torpe que le hace honor a su nombre, es crédulo(3)
y se reúne con mujeres para tomar el té y hablar de ánimas
y aparecidos, y, cuando reclama los amores de Kathrina Van Tassel, fracasa
ante su corpulento rival Brom. El Ichabod Crane de Burton es un "inspector
de policía científico" o por lo menos un "inspector
de policía inventor-experimentador" que mira al mundo desde
un lente enfocado por la Razón. Alguien que se empeña
en traer el nuevo siglo a la policía y la investigación
judicial, modernizarla en los albores del siglo XIX, acercarle una parafernalia
de recursos científicos (como las lentes, el instrumental, y
polvos químicos) que orienten la visión. En Sleepy Hollow,
ese "somnoliento agujero" que le es asignado como destino
en castigo por sus imprecaciones contra los métodos irracionales
de la justicia y la ley, será donde constate que no todo reluce
ante el microscopio y que Kathrina misma escapa a la lectura que esos
lentes intentan imponerle. Por eso, si el Crane de Irving se nos mostraba
como un mamarracho cobarde y supersticioso, absolutamente distanciado
de su narrador, el Crane de Burton se complejiza y se vuelve él
mismo terreno de conflicto entre razón e irracionalidad. Dice
Irving que Crane era "nativo de Connecticut, un estado que provee
a la Unión de pioneros en legiones de leñadores de frontera
y maestros de escuela de campo"(4).
El Crane de Burton asume ambos roles, en tanto policía pionero
y en tanto pedagogo no deja pasar oportunidad de enseñar sus
habilidades de raciocinio y análisis, y hasta llega a tomar un
aprendiz: el joven Masbath.
Opera,
entonces, Burton sobre Crane. Y opera también sobre el mismísimo
jinete sin cabeza, alias el jinete hessiano. Su historia se mantiene
casi intacta respecto de la fijada por Irving: el hessiano había
sido un soldado de la guerra de la revolución norteamericana,
que murió en batalla a causa de la pérdida de su cabeza
(por la intervención de una bala de cañón, según
Irving; o mutilado con una espada, en una emboscada, a traición,
en Burton)(5); y que se
convierte en espectro que galopa a toda velocidad a través de
las noches en busca de la cabeza perdida. La operación en este
caso es enorme: si Irving escamotea su figura y plantea hasta la inexistencia
del jinete, en Burton, no queda la menor duda de su existencia. Todo
el relato lo supone, y lo centra y subraya, y la contundencia de su
caracterización en la imagen que el actor Christopher Walken
le presta, no hace sino reafirmarlo en su salvajismo real que no descuida
tampoco las apariencias (hay que recordar que el Hessiano se había
hecho afilar los dientes en vida para parecer aún
más feroz).
Sobre
Crane. Sobre el Jinete. Y finalmente, sobre el final.
La
resolución del "enigma" que hace Irving se inscribe
en el grupo de los "finales abiertos" dado que la extraña
ausencia de Crane puede o no deberse al ataque del Jinete sin cabeza.
Diremos más, ese final es parte de la misma estrategia que establece
el Sketch Book utilizando la fuerte imagen del "boceto"
para poner en relieve el estatuto de ficción y la construcción
del relato y, en particular, en el posfacio de Sleepy Hollow,
donde se pone en suspenso la credibilidad de cualquier "narración".
El
cierre de Burton, por su parte, no es abierto. A pesar de que podría
decirse que su tema es la apertura, y el portal. Burton retoma las dos
miradas trazadas sobre el enigma –la interpretación racional
y la sobrenatural- y produce un final que, si bien es conclusivo, no
se decide por ninguna de esas líneas interpretativas.
Hablábamos
al principio de bisagras entre siglos: 1799; 1999. El
tercer momento histórico clave de la encrucijada temporal en
que se posiciona la película Sleepy Hollow, es otro cambio de
siglo, durante el cual vio la luz el invento del cine. Una serie de
ensayos a partir de la invención de las primeras linternas mágicas
en el siglo XVII sentaron el precedente. A medio camino entre la experiencia
científica y la experiencia mágica de exposición
a los espectros creados por manipulación de la luz, entre su
uso pedagógico y el escándalo de feria, los juguetes ópticos
se multiplicaron en variedad y difusión a lo largo del siglo
XIX.
Y
tienen también un lugar privilegiado en Sleepy Hollow.
Pero
si establecimos que el tiempo de la narración se ubica en el
año 1799, la aparición en el film de un taumatropo,
cuya invención data recién del año 1825, no puede
considerarse un mero error en esta película, sino más
bien una anacronía deliberada, que no altera sin embargo el particular
verosímil de esta historia bajo el sello de Burton. Si de la
frase que pronuncia Ichabod Crane en el umbral entre siglo XVIII y el
XIX: "Justo a tiempo para el nuevo siglo", puede oírse
el eco en 1999, momento del estreno de Sleepy Hollow,
esto es en gran medida porque el cine como mecanismo de reproducción
de imágenes, como espectáculo, como aplicación
de descubrimientos científicos, como fábrica de ilusiones,
nace y se construye a partir de tensiones que –aún hoy- no lo
abandonan del todo.
Es
de noche. En la casa, la partera del pueblo prepara un divertimento
para su hijo, ignorante de lo que está por irrumpir en su hogar.
El marido, ocupado en sus tareas, permanece en otra habitación.
La imagen nos muestra una vela. Sobre ella, la mujer coloca una pantalla
calada con dibujos de brujas, perros y gatos, que enseguida resultan
proyectados sobre las paredes del cuarto, y apenas comienza a girar
la pantalla, se inicia la persecución. El niño se maravilla
ante el movimiento de las imágenes recortadas en la luz. En montaje
paralelo, la película nos va mostrando parcialmente la figura
del jinete sin cabeza, que se acerca a la casa para cumplir con el trabajo
que le han encargado. La tensión y el espanto van in crescendo.
El jinete irrumpe en la primera habitación, el hombre se interpone,
y apenas alcanza a darle tiempo a su mujer para encerrarse en la habitación
de su hijo, antes de perder la cabeza. El jinete se acerca, irrumpe
en la segunda habitación apenas después de que la madre
escondiera al chico bajo las tablas del suelo. El jinete la caza, emprende
la retirada con ambas cabezas en su haber, y cuando casi se ha ido,
se vuelve, se detiene, reemprende la marcha hacia el interior de la
casa, rastrea a su última presa, y –fuera de campo- se cobra
la tercera cabeza.
Los
motivos que el juguete proyecta en luz y sombra sobre las paredes, tanto
como la iluminación y el tratamiento todo de la secuencia remiten
directamente al misterio, al llamado cine expresionista y al género
de terror, género cuya influencia ha sido reconocida por Burton
en la particular modalidad de las películas que hicieron famosa
en los años 60’ a la productora Hammer.
El
segundo juguete óptico que pesa en el film y que mencionamos
más arriba es el taumatropo, cuyo funcionamiento se basa,
igual que el del cine, en el fenómeno de la persistencia retiniana
de las imágenes, y que consiste en un disco con imágenes
distintas en cada una de sus caras; imágenes que, con el giro
veloz del disco, aparecen superpuestas. Ese "juguete" aparece
en la película como parte de la "herencia materna"
que posee Ichabod Crane. En los sueños extraños que lo
aquejan, su madre le da el "juguete" en una noche de tormenta
y miedo. Los sueños extraños de Ichabod dicen algo sobre
la vigilia; y la vigilia en la que aparece una y otra vez el Jinete,
dice algo sobre esos sueños extraños. Este "juguete"
es el que "une" lo que separado.
El
taumatropo vuelve a ser regalo, esta vez de Crane hacia Katrina Van
Tassel. La secuencia es también ilustrativa, y tiene como precedente
el regalo de Kathrina a Crane, también herencia de su madre:
un libro de conjuros que se espera proteja a Crane apelando a su funcionamiento
mágico, y termina salvándolo por mera interposición
física entre él y una herida fatal. El regalo de Crane
intenta entonces presentarse a Kathrina como demostración de
que detrás de toda ilusión, de toda magia, hay ciencia,
explicación racional.
En
el libro y en el taumatropo se superponen así las ideas de razón
y sinrazón, ciencia e ilusión, en la tensión que
el funcionamiento mismo del juguete requiere (en tanto gira por tensión
de los cordeles que se atan a los costados del disco).
El
ojo que engaña y que a la vez es engañado, lo dijimos,
es una forma de poner en escena aquellos opuestos que, supuestamente
y cada uno por vez, prometieron no engañar ni dejarse engañar
(fe-razón, por ejemplo). La disputa no silenciosa entre los métodos
a aplicar para resolver el crimen (anclando la explicación en
leyes naturales o sobrenaturales) vuelve a poner el acento sobre el
motivo de las oposiciones binarias, que mencionamos, y su torción(6).
Pero también remite a la convivencia del género policial
(instalado tanto desde el momento de presentación del personaje
de Crane y la elección de emplazar en Sleepy Hollow un crimen
serial, como desde la serie de muletillas de género que se distribuyen
en la película: la presentación del agente en la fiesta
de los Van Tassel y la manera de extender su credencial, el tópico
de la autopsia, la aplicación de una destilación del método
"Dupin", etc.) con el género de terror que mencionábamos
más arriba, dibujado sobre el arquetipo de las películas
producidas por Hammer films.
Detengámonos
en dos escenas a observar el modo en que confluyen las tensiones mencionadas.
La
primera. Algunos hombres de Sleepy Hollow rodean un cuerpo decapitado
recientemente. Crane, apenas llega, los aleja para poder aplicar sobre
el cadáver los preparados químicos, la mirada aumentada
de los instrumentos ópticos, y para exigir sobre bases irracionales
que la escena del crimen se mantenga intacta "porque sí".
Pero sus instrumentos no ven más y mejor: allí
sólo le permiten decir lo que todos más o menos saben(7).
La
segunda. Los patriarcas/notables del pueblo se reúnen con Crane,
que acaba de llegar de New York. Ellos saben de la existencia del Jinete
sin cabeza porque se lo ha visto merodeando Sleepy Hollow. Ante
el reclamo de pruebas por parte de Crane, se le devuelve la sentencia
revertida: "Verlo es creerlo" le responde textualmente el
notario. Y estamos hablando, por supuesto, del Jinete. Es la sentencia
del "ver para creer" la que desencadena ciertas incomodidades
en la razón de Crane; si "ver para creer" es la prueba
eficaz contra la superchería, qué pasa cuando efectivamente
se "ve" lo que no "debería" existir. Y poco
después, es el reclamo de fe el que recibe sus principios revertidos.
El párroco le recomienda a Crane que vuelva a las fuentes, a
las raíces, la fe, para solucionar el problema, y le extiende
una Biblia. Al abrirla, Crane encuentra en la primera página
un árbol genealógico. Ese "Árbol" ya
ha sido nombrado poco antes y será retomado después: es
el que habita el mercenario hessiano, el "Árbol de los muertos",
al que regresa luego de cada cacería de cabezas. El "Árbol
de los muertos" es la inversión "oscura" del árbol
genealógico, es una "hendidura" en el orden del bosque,
convierte lo natural en sobrenatural; es un árbol retorcido,
con ramas quejumbrosas. Pero en la imaginería de Burton los dos
árboles posan sus raíces en "verdadera" sangre.
Ha dicho Kathrina Van Tassel (quien tiene su rama dibujada allí),
que "todos en Sleepy Hollow están unidos por matrimonio
o por lazos de sangre". Todos están unidos, esa es
la afirmación que hace que el "portal" -tal como se
define el "Árbol de los muertos"- comunique
aquello que no debiera ser comunicado (además del mundo de los
vivos y de los muertos, de lo natural y sobrenatural). Esto es: que
la propiedad (tener una rama en ese árbol supone la propiedad
de la tierra) se fundamenta –como lo fue en un principio- en mucha sangre.
La propiedad de la tierra, la legitimidad del orden por el cual dicha
propiedad es invocada, aparece –finalmente- como el núcleo que
despierta al Jinete y lo hace salir del "Árbol de los muertos"
(antes vino por los independentistas, por la tierra "propiedad"
de Inglaterra; ahora, ya veremos por quién).
Para
Crane, tener la cabeza será tener al culpable, puesto que descubre
que el Jinete sin cabeza asesina de acuerdo con las "órdenes"
de quien posea su testa. Pero, en una primera mala lectura del árbol
genealógico, como un mapa que lleva a la configuración
de la tradición, la herencia y la propiedad por la que Balthus
Van Tassel se quedara con las propiedades de los Van Garrett, malinterpreta
los datos que "aparecen" y no atiende a las palabras de Kathrina
"Todos estamos unidos por lazos de sangre o de matrimonio; no
son culpables". La cabeza de la conspiración está
en otro lugar, en la rama no dibujada de los que no están unidos
ni por lazos de sangre ni por matrimonio.
Aquella
que domina al Jinete no desea tanto venganza como restitución:
reestablecer su propiedad sobre la tierra de que fuera despojada su
familia:
"El
nombre de mi familia era Archer. Vivía con mi padre, mi madre
y mi hermana en una cabaña no lejos de aquí hasta que
mi padre murió y el arrendador, que recibió años
de servicio leal de mis padres, nos echó. Nadie en este cristiano
pueblo nos dio aposento porque sospechaban que mi madre era bruja.
Pero mi madre enseñó bien a sus hijas mientras vivíamos
en el bosque como marginados",
explica
a Kathrina su madrastra.
Lo
que se reclama, de uno u otro lado, es la restitución de un orden,
anterior al señalado por el árbol genealógico dibujado
en la Biblia, aquel orden en el que la rama ahora borrada sería
visible. Pero ya no será posible la restitución del mismo
orden que ha sido subvertido. Al fin y al cabo, se ha producido un cruce:
la que reclama venganza, al igual que Crane, se ha inscripto en el orden
de dos mundos a los que ya no puede dejar de pertenecer: se inscribe
dentro de la línea de sucesión mediante los papeles legales
(es la segunda esposa de Van Garrett) y utiliza la brujería que
su madre le enseñó para desbaratar esa misma línea(8).
Aunque
Crane acabe con esta conspiración, y aunque el "Árbol
de los muertos" trague al Jinete y a la mujer que lo había
invocado, la escena (una antes del final del film) deja esa puerta aún
abierta: la mano de la "bruja" queda atrapada entre el adentro
y el afuera; la palma hacia arriba y un dedo índice que "llama"
a acercarse y, quizá, entrar. Es en esta "apertura"
e imposibilidad de "cierre" total, de anulación perfecta
de los opuestos, de disipar cualquier conflicto, donde la película
de Burton dialoga con alguna de las posibles lecturas sobre el género
gótico (la reposición de la violencia y de la sangre como
fundamento que está en las raíces,
de la propiedad y el poder). Pero es allí también donde
la película de Burton hace todo lo posible por mantener visiblemente
abierto el portal que conecta pasado y presente. Da cuenta de que el
pasado no es enterrable, y de que la sutura no duraría mucho
tiempo (la mano de la "bruja"; la posibilidad del jinete de
cruzar el umbral, por ejemplo).
Si
bien hay cierta restitución del orden sobre el final de la película,
ya no puede ser una restitución completa, en tanto el Orden que
ha sido socavado ya no puede ser el mismo (la razón ya no será
lo mismo para Ichabod). El "entierro" a medias, vuelve a dibujar
en las brumas que aparecen sobre el horizonte de NY del final,
la ciudad del futuro, un pasado oscuro a partir del cual se construye
el porvenir, un pasado que pesa sobre el porvenir, y cuyo ocultamiento
apenas puede demorar la tormenta. Pasado y presente brumosos que se
reduplican en el otro cambio de siglo, el del estreno de Sleepy Hollow.
Es
interesante que Sleepy Hollow haya recibido lecturas completamente opuestas.
Se ha leído una toma de partido de Burton por la racionalidad
de Crane(9); y se ha leído
también que Burton finalmente elige la irracionalidad. De uno
u otro modo, lo que vemos es la persistencia de una necesidad de opción
por "opuestos" que la película considera atados(10).
La
contundencia doble de los dos finales de la película desautoriza
que las dos líneas de lectura corran paralelas. Final uno: el
portal-árbol cerrado sólo a medias, de cuya
cesura rezuma sangre. Final dos: la mirada de los sobrevivientes sobre
el horizonte, pero no hacia un sol naciente sino hacia el horizonte
brumoso de Nueva York(11),
con sus chimeneas humeantes, y el nuevo siglo en ciernes: que no es
un final feliz; que es un final parafraseable en un "y qué
se nos vendrá encima ahora".
Así,
Burton opera también sobre la clase de final que Irving le da
a su "leyenda". No desde la apertura hacia dos líneas
de interpretación, sino en la superposición de ambas líneas.
Y es el dispositivo cinematográfico, apoyado en el sentido que
adquieren, por ejemplo, el taumatropo y la ilusión óptica,
fruto de la tensión y de la síntesis, lo que está
en la base de esta operación Burton.
Para
cerrar, volvamos sobre a las primeras imágenes de la película:
vemos una superficie rugosa, que podría ser piel, sobre la que
empieza caer una melaza roja que identificamos con sangre. La imagen
se abre ahora y nos permite ver mejor: no es piel, sino papel plegado;
una gota roja cae de un lado, otra gota roja cae del otro. Inmediatamente,
durante un mínimo instante, llega a leerse sobre el papel abierto:
"Última Voluntad y Testamento", "1799", "testificado
por". En seguida de esto se ve que lo que era sangre, es lacre;
las gotas de los dos lados son unidas y un sello cierra el documento
legal. El sello de los Van Garrett. Después, comienza la matanza.
Notas
1.-
Ponencia presentada el 2 de noviembre pasado en las II Jornadas de Reflexión
Monstruos y Monstruosidades, organizadas por el Instituto Interdisciplinario
de Estudios de Género, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires
2.-
"The Legend of Sleepy Hollow".
3.-
Y apoya su credulidad en la Cotton Mather’s History of Witchcraft,
a New England Almanac.
4.-
"He was native of Connecticut, a State wichi supplies de Union
with pioneers for legions of frontier woodmen and country schoolmasters."
(Irving, "The Legend of Sleepy Hollow").
5.-
Nótese en este punto que, siguiendo la lectura metafórica
de la separación entre cabeza y cuerpo, el método de separación
de la cabeza elegido por cada autor está directamente relacionado
con el modelo de relación entre los opuestos (razón y
sin-razón, etc) que adopta cada uno: volada por una bala de cañón,
una cabeza es irrecuperable; separada del cuerpo por el corte de una
espada, la cabeza tiene aún existencia separada, y es esto lo
que está en el centro del enigma de Sleepy Hollow, la
relación entre brazo ejecutor y cerebro del crimen.
6.-
Razón–fe; ciencia-magia; natural-sobrenatural; apariencia-realidad;
sueño–vigilia.
7.-
Es el dato de la rapidez con que cauterizan las heridas que produce
la espada del hessiano: natural prueba de que la herida fue causada
por un portador del calor del infierno, esta información resulta
en principio extraña, pero finalmente fundamental para Crane,
ya que le permite descubrir la trampa tendida por quien es la cabeza
material de los crímenes.
8.-
No podemos dejar de mencionar aquí que el "Árbol
de los muertos" es un árbol "torcido" hacia un
costado.
9.-
"La leyenda del jinete sin cabeza es la película de un director
de cine racionalista y pesimista. El mundo fantástico y el elemento
mágico que parece desencadenar el rumbo final de la historia
no son más que los mecanismos paradójicos que el film
utiliza para señalar que la vida y la muerte son siempre irreversibles,
que las cosas son como parecen que son y no como uno las sueña,
que la magia no es algo de este mundo, que la razón nos ayuda
como ninguna otra herramienta a descubrir la verdadera naturaleza de
las cosas." ("La leyenda del jinete sin cabeza" El
Amante. Revista de Cine N° 95).
10.-
Crane sólo es capaz de entender el crimen en tanto, una vez que
acepta la posibilidad de que lo sobrenatural actúe sobre el mundo
natural, refuncionaliza esa sobrenaturaleza en la aplicación
de una lógica racional que le permita lidiar con lo que se le
presenta. No aparecen separadas ni en triunfo una sobre otra: razón
y sinrazón son en esta película las dos caras del mismo
taumatropo.
11.-
Es además elocuente la presentación de la ciudad que Crane
hace a sus acompañantes: "Justo a tiempo para el nuevo
siglo. Pronto te orientarás, joven Masbath. El Bronx es hacia
arriba, el Battery, hacia abajo, y nuestra casa es por aquí".
Distribución del espacio que puede remitir también al
conflicto que acaban de cerrar a medias, el de la distribución
del espacio y la propiedad en Sleepy Hollow.
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Aires: 1995].
- Quintin
"Plan de evasión" El Amante. Revista de cine
Nº 95. [Buenos Aires: 2000].
- Pedro
B. Rey "Burton: una reivindicación" El Amante.
Revista de cine. N° 39 [Buenos Aires: 1995].
- Alejandro
Ricagno "Johnny be Wood" El Amante. Revista de cine
N° 39 [Buenos Aires: 1995]
- Eduardo
A. Russo "Rojo (y verde) planeta Marte" El Amante.
Revista de cine N° 39 [Buenos Aires: 1995].
- Eduardo
A. Russo "El freak en cada uno" El Amante. Revista
de cine N°39 [Buenos Aires: 1995].
- George
Sadoul, Historia del cine mundial. Desde los orígenes
hasta nuestros días, [México: Siglo Veintiuno
Editores, 1990].
- Alejandro
Vallejo, "La incidencia tecnológica en la realización",
Historia General del Cine. Volumen XII. El cine en la era del
audiovisual, [Madrid: Cátedra, 1995].
- Sergio
Wolf "Las máscaras del dolor. Tim Burton" Film
11 Año 2 [Buenos Aires: Diciembre/Enero 1994-1995].
- Sergio
Wolf "El cine de los ’90. Los dioses han muerto" (Primera
parte) Film 20 Año 4. [Buenos Aires: 1996].
- Sergio
Wolf "El cine de los ’90. Los dioses han muerto" (Segunda
parte) Film 21 Año 4 [Buenos Aires: Agosto/Septiembre
de 1996].
- Santos
Zunzunegui, "Lo viejo y lo nuevo. La reinvención de
la tradición cinematográfica en el final del siglo
XX". Disponible: http://www.otrocampo.com
Filmografía
de Tim Burton
"Vincent"
(1982) - director, guionista
"Hansel
and Gretel"(1982) - director
"Frankenweenie"(1982)
- director, historia
"Faerie
Tale Theatre: Aladdin And His Wonderful Lamp" (1984) - director
"Pee
Wee's Big Adventure" (1985) - director
"Alfred
Hitchcock Presents: The Jar" - director
"Beetlejuice"
(1988) - director
"Batman"
(1989) - director
"Beetlejuice:
the animated series"- productor ejecutivo
"Edward
Scissorhands" (1990) - director, productor, historia
"Conversations
with Vincent"- documental sobre Vincent Price
"Batman
Returns" (1992) - director, productor
Cameo
in Singles
"Family
Dog" [animado] - productor
"Tim
Burton's The Nightmare Before Christmas" (1993) - productor, historia
"Cabin
Boy" (1994) - productor
"Ed
Wood" (1994) - director, productor
"Batman
Forever" (1995) - productor
"James
and the Giant Peach" - productor
"Mars
Attacks" (1996) - director, productor
"Sleepy
Hollow"(1999) - director, productor
"The
Planet of the Apes" (2001) - director
Grisel Pires dos Barros
Nació
en Buenos Aires en 1973.
Se
graduó como Licenciada y Profesora en Letras de la Universidad
de Buenos Aires; colaboró allí en las cátedras
de Literatura Alemana y Literatura del Siglo XX, y actualmente es adscripta
de Teoría Literaria III.
Es
co-editora de la página literaria NoQuieroSerTuBeto.
Junto a Natalia Ginzburg escribió el guión del documental
Ciudad Natal: Manuel Puig; realizó entrevistas públicas
a escritores (Miguel Vitagliano, Martín Caparrós) en el
ciclo ZapatosRojos; investiga en temas diversos (novela argentina
contemporánea; literatura infantil; literatura, cine y géneros).
Hay traducciones y escritos suyos publicados en revistas electrónicas
(o no) y antologías.
Enseña
literatura en escuelas secundarias.
Ximena Espeche
Montevideo,
1974.
Lic.
en Letras por la Facultad de Filosofía y Letras de la UBA.
Co-editora
de la página literaria de distribución gratuita NoQuieroSerTuBeto
y de la Antología poética Zapatos Rojos. Co-organizdora
junto a Romina Freschi y Karina Macció de los Encuentros de
poesía Zapatos Rojos (1999-2001).
Participó
en lecturas y puestas en escena de escritos propios y ajenos realizadas
en los ciclos "La voz del Erizo" (Centro Cultural Rojas) y
"Zapatos Rojos" (Urania-Giesso), entre otros. Durante el 2001
presentó Variaciones sobre el Manifiesto Antropofágico
en el ciclo "mil voces" en Radio Supernova, Lear por Lear
en "El Laboratorio" y estrenó como dramaturga la obra
Eso o peor, escrita junto a Gabriel Yeannoteguy, con dirección
de Bruno Olub. En el 2002 estrenó Concierto de voz hablada
escrita y representada junto a Nicolás Mateo y Gabriel Yeannoteguy.
Ha
publicado diversos escritos en antologías, revistas y sitios
web.
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