El gran problema con el fenómeno de los MOOCs es que hay ciertos principios fundamentales en ese artefacto sintáctico del MOOC que se auto-contradicen. NO implica esto que la idea del MOOC sea un disparate. Muy por el contrario. Si bien podríamos decir que la idea del MOOC va a quedar en desuso con el tiempo, el énfasis en los resultados no tendría que estar tanto en lo que el MOOC propone sino en el contexto en el que se proyecta. Los MOOCs parecieran que no son en realidad cursos, sino fenómenos y quizás uno lo podría llamar happenings. El único elemento que incomoda es el incluirlos en los parámetros de la academia tomando como modelo el norte o “primer mundo”. Uno podría proponer que la metáfora y contradicción que encontramos en a los MOOC es la de un fenómeno implantado sobre la base de lo que tendría que ser anárquico, para luego tratar de enfrascarlos en definiciones y principios que los contengan. Para colmo, hay algo que pareciera verse claramente desde el Sur, que es las presencias de “superestrellas” asociados con los MOOC; ya sea desde los ideólogos que intentan fundarlos hasta los profesores de las grandes universidades que terminan siendo el ancla que sostiene al evento. Inclusive, muchos de ellos son sustentados por grandes capitales económicos que están explorando las posibilidades de ganancias con estos espacios educativos. Más aún, la presencia de grandes compañías internacionales que sustentan los MOOCs más progresistas es también un elemento a considerar; y si bien, no directamente rechazar, por lo menos reconocerlos dentro de este paradigma.
Veo esto como un gran problema para nosotros que venimos del Sur ideológico y político. No podemos abrazar un fenómeno que se proyecta desde una base netamente comercial, hegemónica y euro-centralista (usando este último término en el contexto del trabajo de Walter Mignolo). No podemos abrazar una idea que es en principio una perpetuación de la periferia. Lo que sí creo, nos es fundamentalmente útil los principios de de-centralización y democratización de las tecnologías desde principios basados en ideas que nacen de la contracultura de los medios sociales y masivos.
Por eso veo como salida el universo de los OER (Open Educational Resources), que fundan sus principios en la confianza y en la libertada de código, la apertura de recursos y la construcción sobre la totalidad y no la individualidad.