Lugones
y el espiritismo
por
Fabián Banga
articulos editado en la revista Lucero,
University of California at Berkeley, verano del 2002
From
a wild weird clime that lieth, sublime,
Out of Space - out of Time.*
"Dream-Land",
Edgar Allan Poe
( *Desde
un indómito extraño clima que yacer, sublime,
Más
allá del Espacio - más allá del Tiempo)
Se ha escrito mucho sobre la Argentina
de fines del siglo XIX y la construcción de los imaginarios nacionales
con fuerte contexto patriótico, europeo y cristiano. Pero lamentablemente
muy poco se ha escrito de las propuestas alternativas y resistencia
al discurso oficial en esta última mitad de siglo. Tanto la imagen
de la Argentina propuesta por el Martín Fierro como por
el Facundo, ¾ partiendo de estos
dos pilares de la literatura Argentina¾
si bien difieren en perspectivas y propuestas políticas, en el
campo religioso concuerdan en similares creencias basadas en espacios
netamente católicos. Tanto el estanciero europeizado y religioso
presente en el Facundo, como el gaucho marginado por su propio
gobierno, peregrino y fugitivo de la ley, en más de una oportunidad
muestran una devoción netamente católica. Y de alguna
forma, estos dos opuestos de la realidad Argentina que se multiplicarán
en diferentes momentos de la historia, en diferentes contextos y situaciones,
no pueden escapar a esta europeización religiosa que pareciera
absorber toda la realidad nacional en el campo literario. Tanto el catolicismo,
como el tema de la tradición, parecieran ser temas intocables
en la tradición nacional Argentina. Un puñado de ejemplos
amansan estas estructuras monolíticas desde una base establemente
teórica. Ni siquiera la vanguardia de los 20s, con sus manifiestos
anti-oficiales, se metieron directamente con el tema de la tradición
o el catolicismo. El martinfierrismo es un ejemplo. Más
allá de su propuesta basada en una nueva estética, no
rompe con la tradición; muy por el contrario, intenta apropiarse
de ésta. Alguna de las excepciones pueden verse en personajes
como los de Los Lanzallamas, de Roberto Arlt. Pero estos se sustentan
y justifican a si mismos siempre desde el marco de la marginalidad.
Pero pese a esta polarización marcada, no quita que tales alternativas
existieran y que se filtraran en textos literarios. Lo que es paradójico
es que estos intentos de ruptura con la religión oficial, estas
corrientes alternativas en muchos casos se nutrieran, como así
se da el caso de la herencia católica, también de pensadores
y movimientos europeos. Tal es el caso del espiritismo, tema que nos
interesa tratar en este trabajo, y del cual intentaremos encontrar ecos
de sus ideas en ejemplos concretos en la literatura nacional. Notaremos
al final que la tensión entre estas dos posturas una alternativa
y otra oficial nace de alguna forma por una profunda crisis existencial
y por la falta de respuestas a ciertos temas existenciales por parte
de la religión y la ciencia propuesta por el estado.
Los movimientos filosóficos de ruptura
y critica del siglo XIX, llegaron a la Argentina y se expresaron no
sólo en charlas, debates y conferencias públicas, sino
que tuvieron claras huellas en la literatura nacional. Temas relacionados
al vitalismo metafísico y el nihilismo no se hicieron esperar
en la joven nación.
Encendió la luz, ganó
la cama y abrió un libro.
Media hora después cerraba los ojos sobre estas palabras de
Schopenhauer su maestro predilecto(1):
"el fastidio de la noción del tiempo, la distracción
la quita; luego, si la vida es tanto más feliz cuanto menos
se la siente, lo mejor sería verse uno libre de ella." (Sin
Rumbo, Eugenio Cambaceres. p. 86)
Estas teorías se entremezclaron
con ideas cientificistas que en la literatura se plasmaron en exponentes
como Poe (1809-1875), quien en sus cuentos y poemas expresa una profunda
crisis espiritual y existencial, reflejada en sus tópicos. En
los cuentos de Poe encontramos en muchos casos teorías cientificistas,
como la del magnetismo animal, que eran muy populares en la época
y que aparece por ejemplo en "El caso del Señor Valdemar",
la historia de un hombre que después de haber muerto su alma
se mantiene conectada a su cuerpo gracias a una especie de poder hipnótico.
Lo interesante es ver que este conflicto existencial se superpone a
otra preocupación de la época en Latinoamérica,
la construcción de la nación y del ser nacional.
En la Argentina, por ejemplo, libros como
el Facundo, El Matadero y Martín Fierro,
tenían como tópico principal el tema de la patria y su
gente. Estos tópicos nos sugieren una intencionalidad dirigida
a delimitar el imaginario nacional ya sea en su espacio como en su gente.
En estos tópicos encontramos individuos nacionales con una fuerte
característica católica. La explicación de las
características de estos individuos se sustentaba en teorías
predominantes de la época, en muchos casos traídas de
Europa. Un ejemplo lo vemos en Sarmiento, cuando en el Facundo
explica las características del hombre de campo en relación
con la tierra, mostrando una influencia evidente de Rosseau (1712-1778)
y su teoría del hombre natural.
Pero este imaginario de nación como,
tomando el caso del catolicismo, tuvo claros opuestos alternativos.
Muchas de estas propuestas promulgadas por grupos concretos contaban
con una organización y estructura sistemática, con un
método preciso que, con intenciones científicas, buscaba
una respuesta a fenómenos presentes en la realidad humana, fenómenos
que no eran explicados por las ciencias convencionales, o simplemente,
no eran ni siquiera objeto de estudio. Este es el caso del espiritismo
y la teosofía.
Según Cosme Mariño, el espiritismo
llega a la Argentina entre el año 1869 y 1870 de la mano de un
español, Don Justo de Espada, oriundo de Málaga (Mariño,
p.8). Mariño le atribuye a Don Justo un profundo espíritu
científico y voluntad de hacer estudios sobre temas basados en
hechos empíricos e investigaciones metódicas. Cuenta que
en sus comienzos, las sesiones que tenían como fin comunicarse
con los espíritus tenían resultados triviales. Pero poco
a poco, de una forma organizada, se fueron creando centros que tenían
como fin promover la doctrina espiritista(2)
y promover el estudio de estas ideas con la ayuda de personas preparadas
para hacerlo. Estos primeros espiritistas, según Mariño,
eran fervientes lectores de la obra de Allan Kardec, el pensador espiritista
francés que por lo que podemos ver, fue la corriente que influencio
al espiritismo en la Argentina. Los integrantes de las filas del espiritismo,
según Mariño, eran personas educadas que planteaban ideas
debatían con otros personajes de la jerga intelectual argentina
de aquellos tiempos. En su libro sobre el espiritismo en la argentina
Mariño describe detalladamente una sucesión de debates
que se realizaron en los periódicos de la época entre
diferentes intelectuales, algunos a favor del espiritismo y otros en
contra de éste.
Según sabemos, la doctrina espiritista
tomo mucho auge en sus comienzos. En aquellos tiempos, sus simpatizantes
se preocupaban de mostrar que sus doctrina no era una simple creencia
sino que estaba basada en hechos científicos. Para el año
1885, según Mariño, ya había 8 centros en la Capital
Federal, 5 centros en la provincia de Buenos Aires y 8 en el resto del
país (Mariño, p.100). Hay un hecho descrito por Mariño
que nos resulta de singular interés ya que refiere a un acalorado
debate entre el ingeniero Rafael Hernández(3)
y Alejo Payret, quien era profesor de Cursos Libres del Colegio Nacional.
El presidente Roca, enterado de los acalorados debates que se venían
llevando en revistas y diarios de la época, tales como los diarios
El Sud América, La Crónica y El Orden,
le pidió a Payret que diera una conferencia sobre el tema para
enterarse qué había de verdad en todas estas creencias.
La conferencia se realizó y a tal asistió Mariño
y Hernández. En respuesta a ésta el ingeniero Hernández
propuso responderle en otra conferencia que se terminó realizando
en el teatro de la ópera el 30 de octubre de 1885. La conferencia
se basó en explicar las características que sustentaban
al espiritismo y por otro lado, se articuló una respuesta a la
teoría materialista reinante en la época, que pareciera
era la línea a la que adhería Alejo Payret y sus jóvenes
seguidores del club El Progreso.(4)
Estos movimientos en muchos casos venían
a proponer una alternativa espiritual a problemas que las religiones
oficiales no podían resolver. Esto se vio muy profundamente en
la crisis existencial frente a las pérdidas humanas en tiempos
de guerra. De ahí que se acepte incluso en escritores espiritistas,
que una de los grandes motivos por los cuales estas ideas cobraron gran
popularidad fue por la pérdida de seres queridos en tiempos de
postguerra.
Muchos de estos movimientos tuvieron influencia
en escritores como Poe y Baudelaire, quienes a su vez influenciaron
a muchos a escritores latinoamericanos de fines del siglo XIX y principios
del XX, entre ellos Lugones. El aporte que dará este movimiento
al área de las letras será, entre otras cosas, los temas
en relación a lo suprarracional. El tema de lo fantástico
no representará solamente un espacio estético desde el
cual se crea un mundo distinto al real. El tema de lo fantástico
¾ como así también se
ve en el simbolismo¾ representa una
crisis de representación de la idea. Estamos frente a una poética
que se mueve en los límites del lenguaje (Ramos p.19). En caso
de la literatura, el lector juega un papel activo al negociar con el
escritor un espacio verosímil que se crea por ejemplo en el cuento
fantástico. Sin esta negociación el cuento se plantea
imposible. Pero esto no es nuevo; lo nuevo está en la posibilidad
de negociar un espacio de verosimilitud que se aleja de los parámetros
de lo aceptado como realidad empírica y que tenga algún
sustento en teorías que eran debatidas en el momento histórico
en que se escribió el cuento. Para crear esta estética
se tomaban ideas de diferentes espacios. Un ejemplo de esto lo veremos
en Lugones, donde encontramos teorías como las de involución
propuestas por Blavatsky, la famosa medium ruso-americana.
Un ejemplo concreto de la teoría
de involución lo vemos en el cuento "Yzur". El cuento
relata la historia de una persona que intenta hacer hablar a un mono,
intento que no produce ningún resultado hasta el final cuando
el simio articula "¾ AMO, AGUA,
AMO, MI AMO
" En este cuento se trata la:
posibilidad de recuperación
del lenguaje articulado de los simios. La teoría de base es
la regresiva que, a diferencia de la evolutiva o progresiva que supone
que el hombre es un antropoide perfeccionado, sostiene que el mono
es un hombre involucionado. Lugones halló pie para ello en
la teosofía. Helena Blavatsky, en su Glosario teosófico
escribe: "Opuestamente a lo que afirman los naturalistas modernos,
el hombre no desciende del mono o de algún antropoide de la
presente especie animal, sino que el mono es un hombre degenerado."(5)
Si es así, el mono tiene la posibilidad del habla aletargada
y el conveniente ejercicio podría desarrollarla. (Barcia, p.34).
Propondremos también que esta idea
presente en el cuento de Lugones, se sustenta en otra idea teosófica
la de que el hombre no es ninguna creación especial de la divinidad,
muy por el contrario, es tan sólo otro elemento cosmogónico
más. Lugones era un adepto a la teosofía(6)
y estaba bien consciente de que sus ideas serían contradictorias
en tiempos en que el materialismo estaba en pleno auge. Por otro lado
vemos su confusión y necesidad de respuesta frente a diferentes
interrogantes. Lugones incluye nuevamente estas ideas teosóficas
y espiritistas en cuentos como "la fuerza Omega", "La
metamúsica" y "psychon". Estos cuentos fantásticos
de Lugones se ubican entre la teoría materialista y las ideas
alternativas, e introducen estos temas alternativos con mayor interés
que otros grandes cuentistas del momento, como pueden ser Jack London,
H.G. Wells o Robert Duncan Milnes. (Barcia, p.31)
Esta dualidad entre la materia y el espíritu,
entre el materialismo y el espiritismo se hace presente en el cuento
"Lluvia de fuego", el cual lleva el subtítulo "evocación
de un descarnado de Gomorra", en referencia al espíritu
de un habitante de la ciudad bíblica. No sólo existe en
el cuento el evidente tema del espiritismo ¾
ya que él que narra es un espíritu¾
sino que el cuento nos muestra algo más: contraste evidente entre
la realidad del cielo inmutable, y el de la tierra en constante caos
(Barcia, p.36).
Hay otro elemento relacionado íntimamente
con el espiritismo en este cuento que es el poder de la voz del difunto
que se comunica con los vivos mientras que éstos toman nota de
los mensajes de ultratumba. Muchos libros o compendios espiritistas
cuentan con esta metodología: la del médium "escribiente"
tomando nota de la voz escuchada en muchos caso solamente por él.
El poder de la voz en este caso se hace explícito al literalmente
"descarnar" al hablante y justificar su existencia en la voz
misma. Como en las ideas de Lacan sobre la palabra y en la interpretación
del síntoma en la palabra misma. En este contexto la existencia
del interlocutor está justificada en el propio sonido de la voz,
y no en la presencia física del interlocutor. El que atestigua
de tal existencia en el ejercicio meduínico es el propio médium.
Es interesante ver el paralelo que hay entre este acto de escribir las
palabras de un espíritu llegando a hacer un libro de esta
"conversación" con un espíritu, y el acto del escritor
escribiendo su cuento, transcribiendo las palabras de su personaje.
Este paralelo en el cuento de Lugones se hace doblemente explícito
al ser el mismo personaje un espíritu, y siendo éste el
único narrador.
Esta voz en el cuento de Lugones narra
un pasado apocalíptico, un juego temporal ya que no hay una enseñanza
en miras al futuro, en miras a un Apocalipsis en los finales de los
tiempos. La catástrofe es en un pasado fuera de la historia,
un pasado bíblico. El cielo castiga a los sodomitas con una fuerza
apocalíptica. En la tierra el narrador en primera persona vive
esta dualidad, llega al final de sus días dedicado al culto de
la lectura y de la comida. La dualidad no es sólo materia y espíritu,
sino que la dualidad es materia y arte representada por la misma literatura.
Pero quizás aun más importante es el fatalismo del mundo
Luganiano en este cuento. El narrador intenta explicar la realidad del
mundo que lo supera por lo caótico y apocalíptico y en
este intento produce arte al ser el mismo, mejor dicho su voz, el cuerpo
literario del cuento. Su arte es la lectura y la comida. Pero una aerolito
incandescente hiere a uno de sus sirvientes, hecho que le quita el apetito.
Intenta explicarlo por medios científicos, datos históricos,
pero el mundo empírico no puede ser explicado ya que no hay antecedentes:
Sin ser grande mi erudición
científica, sabia que nadie mencionó jamás esa
lluvia de cobre incandescente. ¡Lluvia de cobre! En el aire no
hay minas de cobre
(de la edición de Barcia, p.146)
No sólo no es posible explicarlo
por medio de los conocimientos, sino que el progreso de la máquina
¾ en la imagen de la ciudad y los vehículos¾
no son suficientes para detener el fin apocalíptico. Hay un intento
de entender el caos, hay un intento de control, pero no se logra entender.
La única salida es el suicidio:
Llevé el pomo a mis labios,
y
(de la edición de Barcia, p.155)
Estamos frente a un final terminal no sólo
en lo literal, ¾ ya que el pomo contenía
veneno¾ sino en lo desesperado de un
final sin lo heroico de enfrentar la muerte. No estamos frente a la
imagen de un superhombre de Niestzche sino de un personaje que no propone
ningún final, un personaje que se disuelve. Este es un personaje
sin respuesta frente a la superación del escenario conflictivo
que se disuelve. Ni siquiera encuentra un final psicótico, que
en términos clínicos sería una alternativa frente
a la disolución del Yo que está sobrepasado por los hechos
reales. Este personaje narrador aniquila su propio Yo verbal, se termina
la voz y con ella su propia existencia.
Estamos evidentemente frente a una profunda
crisis de este ser que de alguna manera dialoga con el ser nacional
de tiempos de Lugones. Es ésta una crisis entre una necesidad
de interpretación del mundo por medios científicos y,
al mismo tiempo, la importancia de la subjetividad personal frente a
este mundo, una subjetividad impregnada de creencias y de angustias
frente al cambio. En esta crisis propuesta en el cuento por Lugones
afloran también otros dos aspectos que señala García
Ramos en referencia a los cuentos de Lugones, que son nuevas esperanzas
surgidas en el área del progreso y consciencia crítica
en torno al saber humano. Por un lado la esperanza en el progreso está
presente en la máquina ¾ recordemos
la ciudad bíblica en el cuento¾
. Pero Lugones es pesimista frente a esta esperanza. La máquina,
la modernidad y la tecnología no son una salida; en esto se asemeja
Lugones a Arlt. Algo muy distinto a esto veremos un poco más
adelante en la literatura argentina con la poesía de Oliverio
Girondo y sus 20 poemas para ser leídos en un tranvía,
en donde Girondo propondrá una creación de un nuevo objeto
estético no natural, que entrará en diálogo con
movimientos estéticos como el cubismo, abandonando los subjetivo
del romanticismo y poniendo el énfasis en lo visual y por otro
lado con el futurismo en la exaltación de la máquina.
Pero este momento de Lugones es otro, un momento anterior y en su caso,
profundamente nihilista. Volviendo a García Ramos, notamos que
también aparecen características referidas a una consciencia
crítica en torno al saber humano. Muy evidente se presenta esto
en lo que ya dijimos de la imposibilidad de explicar el mundo. Por un
lado, la ciencia no puede responder a todas las preguntas del hombre
y por otro lado, no puede responder las preguntas existenciales.
A modo de conclusión, podríamos
decir que movimientos como el espiritismo y la teosofía, presentes
en la obra de Lugones, eran fruto de la gran crisis reinante a fines
del siglo XIX. Eran estos movimientos científico-religiosos grupos
que intentaban responder a preguntas existenciales de la época.
Pero bien sabemos que a fines del siglo XIX había otra gran preocupación
en países como la Argentina. La construcción del ser nacional
y el imaginario de la nación eran una preocupación que
nos llega desde los escritos de Sarmiento y Echeverría, entre
otros. Ésta era una nación joven, que sólo hacía
algunos decenios comenzaba a considerarse una verdadera república.
Los diarios de la época anunciaban en Buenos Aires abundantes
conferencias y debates de todo tipo, tal es el caso de la conferencia
de Hernández, publicada en las pagina de La Prensa el
31 de octubre de 1885. Ojeando los diarios de la época pudimos
comprobar que conferencias de este tipo eran muy comunes y que su audiencia
era bien numerosa en mucho de sus casos. Esto nos habla de una preocupación
de conocimiento, una preocupación que se refleja hasta en sus
gobernantes; tal es el caso de la sugerencia de Roca a Alejo Payret
de informarle de cuánto había de realidad en estas ideas
del espiritismo y su agrupaciones sistemáticamente organizadas.
Por ejemplo, la asociación "Constancia", que era una
agrupación espiritista, contaba con una entidad bien organizada,
con una imprenta y hasta instalaciones propias. En el discurso que se
puede leer de los escritos producidos por estas instituciones, notamos
una asociación constante con el progreso y la modernidad, rechazando
las ideas materialista por considerárselas conservadoras.(7)
Estas instituciones si bien proponían otra visión al aporte
del imaginario de nación aportaban una alternativa al conflicto
que afectaba a todos por igual: la tensión entre el individuo
subjetivo, el progreso enmarcado en los campos de la ciencia y la crisis
existencial del hombre.
Esto nos lleva también a re pensar
los imaginarios de identidad y notar cómo estos movimientos prácticamente
desconocidos no sólo fueron importantes en la construcción
de la nación, sino que modelaron con su influencia de ideas a
importantes escritores de la literatura nacional. ¿No es el caso
de Arlt? Desde su primer escrito publicado, Ensayo sobre ciencias
ocultas de la ciudad de Buenos Aires. También este tema esta
presente en Los Lanzallamas (1931) en las palabras del Astrólogo
¾ en muchos casos directamente refiriéndose
a Blavatsky¾ , el Iluminado y sus ideas
de la reencarnación. Esto nos plantea otros espacios, que si
bien pueden llegar a ser marginados por la cantidad de trabajo que se
le ha dedicado, cumplen un papel fundamental en la construcción
de los imaginarios nacionales, al superponerse a momentos e ideas en
pleno auge en su momento.
Bibliografía
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de la Doctrina Secreta; edición de Elizabeth Preston y Christmas
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c1999.
Conil Paz, Alberto A.. Leopoldo Lugones
/, Alberto A. Conil Paz editor. Buenos Aires : Librería Huemul,
[1985]
Kardec, Allan. El libro de los espíritus
: selección y comentarios de la obra de Allan Kardec, Santiago
A. Bossero. Buenos Aires : Editorial Víctor Hugo, c1963
Lugones, Leopoldo. Cuentos fantásticos,
edición, introducción y notas de Pedro Luis Barcia. Madrid:
Castalia, c1987.
Lugones, Leopoldo. Las fuerzas extrañas,
edición de Arturo García Ramos. Madrid: Cátedra,
c1996.
Mariño, Cosme. El espiritismo
en la Argentina /, Cosme Mariño. [Nueva ed.] Buenos Aires
: Editorial Constancia, 1963
Maroney, Tim. The book of dzyan.
Oakland, Miskatonic University Archive, 2000
Podmore, Frank. Mediums of the 19th
century. New Hyde Park, N.Y., University Books [1963] 2 v.
Santamaría [et al.] Ocultismo
y espiritismo en la Argentina. Buenos Aires: Centro Editor de América
Latina, c1992.
Notas:
1.-
En la edición de Claude Cymerman (Cátedra) se agrega esta
nota: Arthur Schopenhauer (1788-1860), filosofo alemán. En su
obra máxima, El mundo como voluntad y como representación
(1818) , distingue una voluntad de vivir común a todos los seres
vivos, fuente de sufrimiento, pero a la vez considera el estado estético
y la obra de arte como los medios para superar este sufrimiento. Su
pesimismo tuvo una gran influencia a finales del XIX en la filosofía
y la literatura, especialmente los escuela naturalista francesa.
2.-
La Doctrina espiritista ¾ en respuesta
a la corriente materialista¾ cree en
la inmortalidad del alma. El espiritismo pregona que luego de morir
el alma continua existiendo y es posible la comunicación con
esta. Uno de los libro fundamentales del espiritismo es El libro
de los espíritus de Allan Kardec
3.-
Hermano del escritor José Hernández
4.-
A modo e información y para ejemplificar
el tipo de discusión que recorría la ciudad en estos días
transcribimos aquí un fragmento del debate:
Señor conferenciante:
Haciendo uso de la autorización que usted ha dado para hacer
observaciones a su conferencia, y refiriéndome a lo que usted
acaba de afirmar de que la escuela positivista de Comte y de Litré
ha hecho bancarrota, me permito disentir. La escuela positivista
fundada por Comte es la que actualmente predomina en el campo científico
y hoy la ciencia es materialista, pese al espiritismo, que según
usted, se jacta de haberla vencido.
Hernández contestó:
Debo empezar por hacer, al distinguido joven que me dirige la palabra,
una observación amistosa. No existe ciencia positiva alguna
que sea atea, materialista o espiritualista. La ciencia es el resultado
de las investigaciones y experimentos en la naturaleza por los amantes
de la verdad. Las conclusiones a que se arriba por estos estudios
se llaman científicas, siempre que sean llevadas por un escrupuloso
método científico. El joven a quien tengo el honor
y la satisfacción de dirigirle la palabra, al afirmar que
la ciencia es materialista, niega al hombre intelectual todo derecho
para seguir buscando y descubriendo la verdad fuera de la materia
y al mismo tiempo es declarar que el materialismo está basado
en una verdad inconmovible, en un dogma irreductible.
Contesta el joven estudiante: así
es, Comte se ha basado en una verdad inconmovible...
Sí, interrumpió Hernández,
sí, efectivamente, el átomo. Esa es la verdad irreductible
que predomina en la escuela positivista. Pero debo decirle al distinguido
interlocutor, que son los mismos corifeos de la escuela de Comte,
llamada positivista, la que se ha encargado de negar tan rotunda
afirmación, declarando que el átomo es incognoscible,
lo mismo que el espíritu y el concepto Dios. Comte no ha
fundado nada positivo, pues el átomo que presenta como principio
elemental de la materia, no se podría sujetar al examen de
los sentidos y sólo se acepta como una hipótesis.
Lo que en realidad Comte ha enseñado a los amantes de la
ciencia, es a valerse del verdadero método científico,
pero ni esto mismo es invención de Comte, pues ya mucho antes
que él, el método científico lo inventaron
Bacon y Descartes que son los verdaderos maestros de las ciencias
modernas.
El joven estudiante observa: Pero
de todas maneras, entonces la ciencia materialista no ha hecho bancarrota.
Si, ha hecho, contesta Hernández,
pues los sabios de la escuela positivista inglesa, llamada la escuela
espiritualista, Stuard Mill y Groote entre otros muchos, declaran
que no es posible sostener racionalmente que se ha llegado a descubrir
en una forma positiva el principio material como base de la ciencia
positiva, puesto que el átomo entra en los fenómenos
incognoscibles. El joven a quien contesto, debe leer a los corifeos
de la ciencia positivista como Tyndale, Spencer y hasta el mismo
Schopenhauer; ellos le van a informar detenidamente que el sistema
positivista de Comte no tiene base científica ninguna y que
no se trata de otra cosa que de una mutilada y deficiente metafísica.
(Mariño, p.96-97)
5.-
Glosario teosófico, traducción de J. Roviracta Borrel,
Buenos Aires, Glem, 1957, p. 442. En La doctrina secreta, 1,
p. 212, y II. p. 757, de la ed. de Buenos Aires, Editorial Kier, desarrolla
el tema.
6.-
Acantonado en la teosofía explicará
su novel idealismo. Desde el órgano oficial de la asociación
Philadelphia, ha de presentar a su antiguo credo como un error inexcusable:
"Los que habiendo sido materialistas, hemos vuelto a Dios; llega un
momento que es preciso creer sin que uno sepa explicarse la razón
de ello", exclama en una suerte de confesión pública.
Con su conocido y demoledor énfasis no deja de invocar como justificativo
"la plena reacción espiritualista", que luego explica en
esta proclama, preciso resumen de la flamante postura: "El mundo
está sediento de afirmaciones. Todo el inmenso caudal de conocimientos
no basta. Lo real sofoca, sin duda porque todo cuanto tenemos por real
no es sino el espejismo ilusorio de una realidad que no se ve. La imaginación
recobra presurosa el terreno perdido. En arte, el naturalismo fracasa;
prefiérese la creación a la copia, el símbolo a
la descripción; en filosofía triunfa el idealismo sobre
el determinismo; en religión, la Mística destrona a las
vaguedades filantrópicas del humanitarismo; en política,
la igualdad del sufragio universal, el sonado imperio de la mediocracia,
cede el campo a la concepción jerárquica de una sociedad
dirigida por el saber y la inteligencia. Asistimos a la más franca
derrota del eclecticismo que no es sino una forma adecuada de la cobardía
moral; queremos religión, queremos que se nos afirme el Absoluto"
(Conil Paz, 165)
7.-
Existía una revista titulada "Revista
Metapsíquica Experimental" en la cual se publicaban articuloss
referidos al espiritismo en los cuales se acusaba a ciertos grupos autotitulados
espiritistas que engañaban a la gente. Por otro lado también
en algunos casos describían experiencias que consideraban verdaderamente
paranormales. Para ver un poco más sobre esta constante entre
los espiritistas de insistir en experiencias empíricas y desechar
a los farsantes, recomendamos leer en el libro de Tim Maroney, The
book of Dzya que habla de la vida de Mme. Blavatsky, la famosa espiritista
que decía conocer los pasajes del libro del Dzyan, que según
cuenta la leyenda, era ¾o es¾
un libro antiquísimo escrito sobre hojas de palma, que contenían
los orígenes de la cosmogónica. Maroney siendo fiel a
esta línea de estudio netamente empírica, dedica una porción
de su libro para relatar ciertas desarticulaciones de falsas experiencias
espiritistas atribuidas a una organización a la que pertenecía
Blavatsky. Al igual que Mariño, finalmente se termina encontrando
algunas experiencias que sí eran consideradas paranormales.
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